sábado, 21 de agosto de 2010

Cómo ser buen empresario

Cómo ser buen empresario


Primer punto a considerar es que no hay escuelas para formar empresarios, existen algunos institutos y universidades que tienen entre sus carreras la administración de empresas o negocios, pero solo la administración, es cierto que entre las materias que conforman aquellos programas, existen muchos temas aplicables en las empresas como mercadotecnia, ventas, contabilidad, cálculo mercantil, finanzas, análisis de mercados, legislación fiscal y otras más, pero la actividad empresarial va más allá de simples conocimientos; se requiere tener “Madera de Empresario”.

A la reiterativa pregunta de que si el empresario nace o se hace, surgen infinidad de respuestas por demás hasta contradictorias, yo considero que puede caber la respuesta en ambas acepciones; nace y se hace, porque esta categoría no se deriva solo de conocimientos, sino también de habilidades, experiencias, investigación, recursos, formación y muchas más capacidades, además de muy buen “estómago” para aguantar los vaivenes del negocio.

Por eso, cuando me preguntan sobre las características que debe poseer un buen empresario, les respondo; que además de mucha preparación, conocimientos y habilidades se requiere “Capacidad de riesgo y resistencia a la incertidumbre” porque una vez que las personas incursionan en la creación de una empresa, su vida cambia por completo.

Así es, las satisfacciones, las experiencias, la libertad, las decisiones, las oportunidades y muchos más agrados que resultan de ser empresario, la mera verdad, es que yo no los cambio por ningún “Buen empleo”.

En mi caso, yo empecé a ganar dinero desde muy niño, una ocasión de regreso a casa, después de clases me llamó Doña Cuquita, la anciana propietaria del estanquillo de la esquina; era el inicio de las fiestas decembrinas y muy preocupada me dijo que su proveedor de canastitas para colación no se había aparecido y ya le comenzaban a solicitar tal producto, y me soltó la pregunta ¿podrás hacérmelas tu?, le contesté que yo no sabía hacerlas, pero me convenció con una muestra y con la alternativa de obsequiarme material para reciclarlo en su producto y además, me pagaría el artículo en cuestión por cada docena que le entregara; se me hizo una buena oportunidad de ganar algún dinero en tan excelente temporada, las posadas.

Complementé el material que me regalaba, con papel de china y harina para hacer engrudo, que era el pegamento que se utilizaba antaño.

Primer aprendizaje empresarial: Las oportunidades surgen cuando menos lo esperas. Así fue como inicié este pequeño negocio; no sé cuantos años duró pero fue el principio de varias actividades que realicé en lo que se conoce como productos de temporada.

Por supuesto, en este caso no puedo hablar de comportamientos porque nunca supe porque el otro proveedor no se apareció, pero me quedé con su cliente; mis otros productos eran muy variados y me permitían ganar algún dinero en el día de San Valentín, día de las madres, fiestas patrias y otras fechas que me es difícil precisar después de tantos años.

El trabajo es salud.

Mi padre fue diseñador de calzado, por lo tanto sabía todo el tejemaneje de su oficio, corte, costura, montaje, acabado y todo lo relacionado con su especialidad; este trabajo es altamente sedentario razón por la cual mi padre se vio afectado gravemente en su salud, un día el médico familiar le dijo: Lo que usted tiene es adelgazamiento de la pleura, si quiere seguir viviendo deberá buscar un trabajo donde tenga más actividad; así por razones de salud inició un pequeño negocio de fabricación y venta de mosaico.

Este negocio sí que era de actividad, para la elaboración de dicho producto se requería, arena, cemento, marmolina, granos o piedra de mármol y… mucho esfuerzo; el proceso iniciaba con la preparación del polvo base, que se mezclaba para elaborar la capa de pasta que determina el dibujo o detalle del mosaico.

Se utilizaban unos moldes forjados de hierro, cepillados y rectificados para dar precisión a la pieza; estos se integraba por tres elementos: la base, el marco y la tapa.

Para fabricar los mosaicos se colocaba el marco sobre la base, una vez preparada la pasta se vertía con cucharas especiales, ya fuera en un molde de celdillas o libremente para mantener el diseño previsto; como siguiente paso, se utilizaba un secante que era una mezcla de arena y cemento libres de humedad para absorber el agua que aún contenía la pasta y para complementar el proceso, se preparaba otra mezcla de arena y cemento ligeramente húmeda, para contrarrestar el secante que aún permanecía en el molde; este se tapaba y el conjunto se metía a una prensa de volante que daba la presión necesaria para que la pieza quedara compactada.

Y así, pieza tras pieza se llegaba a los miles de metros cuadrados de mosaico que se vendían.

Pero lo que quiero resaltar no es en sí la fabricación del producto, sino todos los comportamientos que observé en éste negocio familiar, mismos que analizaré en mi siguiente entrega.

Pero lo más importante para mí, es que mi padre sobrevivió más de veinticinco desde aquella sugerencia médica de cambio de actividad; por eso afirmo que el trabajo es salud.

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